Crónica de un encuentro:
Juana Toribio GómezHace muy poco, hemos celebrado juntos nuestro medio siglo de vida, viviendo momentos de intensas emociones, reencontrándonos con personas a las cuales no habíamos visto hacía años, o con las cuales no nos habíamos relacionado durante muchísimo tiempo, descubriendo en muchas de ellas, valores y personalidades que desconocíamos.
¡Un regreso al pasado!
La mente es veloz cuando se trata de recordar la adolescencia y la juventud, cuando todo es blanco o negro, indiscutible y rotundo, cuando no había lugar para pensar que las cosas suelen tener un color intermedio, ni nos planteábamos que todos somos a veces contradictorios.
Ninguno de nosotros tenemos el mismo aspecto que hace treinta años, ni nos hace falta. Envejecer es un proceso natural y un síntoma de vida.
Se ha marchado la firmeza y textura de la piel, la perfección en la vista, el abundante cabello, la rapidez y ligereza en los movimientos, la ingenuidad, los actos impulsivos. Ahora tenemos lo vivido, la serenidad y la sabiduría que da el tiempo para saber mirar el fondo de las cosas, y saborear los buenos momentos apartando los malos en un rincón.
Han sido días maravillosos, que no podremos olvidar y seguro que algunos de nosotros, han asomado a nuestros ojos algunas lágrimas por haber echado de menos a alguien o simplemente porque emocionarse de alegría es muy humano.
Juana Toribio GómezHace muy poco, hemos celebrado juntos nuestro medio siglo de vida, viviendo momentos de intensas emociones, reencontrándonos con personas a las cuales no habíamos visto hacía años, o con las cuales no nos habíamos relacionado durante muchísimo tiempo, descubriendo en muchas de ellas, valores y personalidades que desconocíamos.
¡Un regreso al pasado!
La mente es veloz cuando se trata de recordar la adolescencia y la juventud, cuando todo es blanco o negro, indiscutible y rotundo, cuando no había lugar para pensar que las cosas suelen tener un color intermedio, ni nos planteábamos que todos somos a veces contradictorios.
Ninguno de nosotros tenemos el mismo aspecto que hace treinta años, ni nos hace falta. Envejecer es un proceso natural y un síntoma de vida.
Se ha marchado la firmeza y textura de la piel, la perfección en la vista, el abundante cabello, la rapidez y ligereza en los movimientos, la ingenuidad, los actos impulsivos. Ahora tenemos lo vivido, la serenidad y la sabiduría que da el tiempo para saber mirar el fondo de las cosas, y saborear los buenos momentos apartando los malos en un rincón.
Han sido días maravillosos, que no podremos olvidar y seguro que algunos de nosotros, han asomado a nuestros ojos algunas lágrimas por haber echado de menos a alguien o simplemente porque emocionarse de alegría es muy humano.
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Galerías fotográficas:
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Sabias palabras, muy acertadas. Estos días de celebración van a ser inolvidables para nosotras; el buen rollo, la alegría, el entusiasmo que hemos derrochado han dejado huella y han sido el fruto de todos, del trabajo en equipo, de la armonía que reinaba, y de las ganas de divertirse que teníamos todos. Hemos disfrutado muchísimo bailando, riendo, y recordando nuestra juventud y demostrándonos que estamos llen@s de vitalidad, de ideas y energía… Todas las personas que han querido aportar su granito de arena a su manera, con humor, gracia y «savoir faire», para formar una piña. Las quedadas de estos últimos días ha resultado muy gratificante y emocionante a veces. Pienso que es una opinión generalizada. Aún nos queda por preparar la entrega del DVD, y seguiremos aportando lo mejor de nosotr@s para que todos sigamos disfrutando de estos buenos momentos.
Un fuerte abrazo
Paqui Fernandez
Un fuerte abrazo
Paqui Fernandez
Cheleros nacidos en 1962 